Ley que prohíbe manejar en ojotas: todo lo que debes saber

ley que prohibe manejar en ojotas

¿Qué contempla la normativa sobre el calzado al volante?

En Argentina, la reglamentación vial destaca la importancia de usar un calzado que no comprometa el control del vehículo. Aunque la normativa nacional (Ley de Tránsito N.º 24.449) no indique expresamente “prohibir conducir en ojotas”, los códigos de tránsito provinciales y las ordenanzas municipales sí establecen criterios claros sobre el calzado adecuado al volante. La interpretación general de estas normas apunta a evitar cualquier elemento que limite la sujeción o responsividad del pie sobre los pedales.

Por ejemplo, el Código de Tránsito de la Provincia de Buenos Aires expresa que está prohibido “utilizar calzado que no garantice la firmeza necesaria para maniobrar”, y califica a las ojotas, chancletas o sandalias de tira como un tipo de calzado de “riesgo” al volante. De igual manera, varias comunas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y del interior del país han incorporado cláusulas similares en sus ordenanzas de circulación.

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Esta barriada de normativas locales es la que, en la práctica, da pie a la aplicación de multas y sanciones por manejar con calzado de escasa sujeción. En resumidas cuentas, no se trata de una ley nacional única que mencione textualmente “prohibir manejo en ojotas”, sino de un conjunto de reglamentaciones que, bajo distintas redacciones, establecen que el conductor debe portar un calzado seguro y estable.

Es importante destacar que la mayoría de los cuerpos legales mencionados no detalla el monto exacto de la multa, sino que lo remite a las escalas tarifarias de cada jurisdicción. No obstante, el fundamento siempre radica en la reducción de riesgos y el fomento de una conducción más segura.

Principales argumentos a favor y en contra de la restricción

El debate en torno a la limitación del uso de ojotas durante la conducción ha cobrado relevancia en los últimos años, especialmente al considerarse el incremento de siniestros viales donde el calzado ha sido un factor contribuyente. A continuación, exploramos las posturas más destacadas:

  • Argumentos a favor:
    • Mayor control del pie: Un calzado cerrado y con suela antideslizante ofrece mejor agarre en los pedales.
    • Prevención de accidentes: Se evita que la tira de una ojota quede trabada en el pedal de freno o embrague.
    • Responsabilidad compartida: Fomenta entre los conductores la conciencia sobre su propia seguridad y la de terceros.
  • Argumentos en contra:
    • Restricción excesiva: Algunos consideran que cualquier calzado con sujeción básica podría ser apto.
    • Aplicación subjetiva: La fiscalización puede depender de la interpretación de cada agente de tránsito.
    • Impacto en el turismo: En regiones costeras, los visitantes suelen trasladarse desde la playa sin cambiar de calzado.

Más allá de los beneficios de seguridad, los críticos de esta prohibición de manejo en ojotas sostienen que no todas las chancletas ofrecen la misma inestabilidad. Existen diseños con tiras reforzadas y suelas adherentes que podrían cumplir con los requisitos de firmeza, aunque la norma tiende a englobarlos bajo un mismo concepto de calzado “inadecuado”.

Por su parte, las autoridades de tránsito suelen argumentar que no se trata de una cuestión de moda o preferencia personal, sino de reducir al mínimo la posibilidad de un error humano derivado de un calzado que falle en situaciones de emergencia.

Sanciones y multas: qué riesgos corren los conductores

La falta de cumplimiento de la regulación que impide conducir en ojotas conlleva la aplicación de infracciones de distinta categoría según cada jurisdicción:

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En la Provincia de Buenos Aires, se clasifica como una infracción leve y la multa puede ir desde los $4.000 hasta $8.000 (pesos argentinos) dependiendo de la zona y si se trata de reincidencia. Además, se contempla la posibilidad de sumar unidades de confección de actas (UCA), lo cual puede incrementar el valor total.

En la Ciudad de Buenos Aires, se tipifica como infracción media y asciende a una penalización que ronda el equivalente a 3 ó 4 unidades fijas, con posibilidad de retención del vehículo por un breve período en casos de reincidentes.

Otras provincias, como Córdoba, Santa Fe y Mendoza, han incorporado categorías similares en sus códigos de faltas de tránsito, variando únicamente la denominación y los montos. Por lo general, la multa se encuentra en un rango de 2 a 6 unidades fiscales, que luego se traducen a pesos según la actualización trimestral de cada región.


Adicionalmente, el no respetar la ordenanza local no solo implica un gasto económico: los conductores se exponen a la pérdida de puntos en el Registro Nacional de Antecedentes de Tránsito (RANT) y, en casos de siniestros donde el calzado sea factor de causalidad, pueden enfrentar procesos judiciales por negligencia.

Alternativas al uso de ojotas para conducir

Para quienes busquen comodidad y seguridad, existen distintas opciones de calzado apto para manejar sin sacrificar estilo ni confort. A continuación, algunas sugerencias:

  • Zapatillas deportivas: Con suela plana y goma antideslizante, ofrecen sujeción y flexibilidad.
  • Alpargatas reforzadas: Modelos con plantilla interna rígida y suela de caucho, ideales para climas cálidos.
  • Mocasines de cuero: Con horma ajustada y piso de microfibra, combinan elegancia y firmeza.
  • Botines livianos: Opciones de corte bajo, con cordones, que garantizan el pie sujeto en todo momento.

Más allá del tipo de calzado, conviene prestar atención a estos aspectos:

  • Agarre de la suela: Evitar superficies muy lisas o desgastadas.
  • Rigidez moderada: Ni excesivamente blandas ni completamente rígidas.
  • Amplitud adecuada: Que no comprima ni deje demasiado espacio dentro del zapato.
  • Protección del talón: Para evitar que el pie se deslice hacia los extremos del pedal.
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Implementar estas prácticas de equipamiento reduce significativamente el riesgo de accidentes y asegura el cumplimiento de las normativas en todo el territorio argentino.

Consejos para cumplir con la regulación y mejorar la seguridad vial

La adopción de un comportamiento responsable y la elección de un calzado adecuado son solo dos componentes de una conducción más segura. A continuación, se presentan una serie de recomendaciones adicionales:

Primero, mantener la correcta posición de manejo: espalda erguida, brazos ligeramente flexionados y pie ubicado de forma centrada sobre los pedales. Esto permite una reacción rápida ante cualquier imprevisto.

En segundo término, realizar un mantenimiento básico del vehículo, como verificar la presión de los neumáticos, el estado de las pastillas de freno y el nivel de líquidos, evita fallas que puedan agravarse si el conductor no tiene el calzado más apropiado.

También es aconsejable planificar las rutas con anticipación, evitando excesivas maniobras bruscas en calles estrechas o con pendiente pronunciada, donde un calzado de mala calidad podría incrementar la complejidad de la operación.

Por otro lado, si en tu zona existe la posibilidad de un control de alcoholemia o revisión de documentación, aprovecha para chequear que tu licencia de conducir esté vigente y sin infracciones graves pendientes.

Finalmente, fomentar una cultura de prevención implica compartir estas recomendaciones con amigos y familiares: recuerda que la seguridad vial es un asunto de todos y el uso de un calzado apropiado al manejar es uno de los pilares fundamentales.