¿Qué es la ley científica según Mario Bunge? Definición y características

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En 2025, la filosofía de la ciencia de origen latinoamericano sigue reconociendo la influencia de figuras de relieve global. Entre ellas, Mario Bunge destaca por su enfoque sistemático y riguroso. Su análisis en torno a la ley científica no solo clarifica su definición, sino que aporta herramientas conceptuales para investigadores y académicos. A lo largo de este artículo, exploraremos el concepto de ley científica en la perspectiva de Bunge, sus atributos esenciales y la incidencia práctica que tiene en los métodos de investigación, siempre con un marco normativo acorde a la legislación argentina.

En un entorno donde la difusión digital y el cumplimiento de la normativa local deciden el alcance de un contenido, es vital que los autores adopten un estilo adaptado a nuestra cultura y a las reglas del país. Por ello, evitaremos introducir fechas innecesarias y centraremos los ejemplos en contextos reconocidos por la ciencia y la academia argentina.

Definición de ley científica según Mario Bunge

Para comprender qué es la ley científica según Mario Bunge, debemos partir de su tradición realista y sistemática. En su obra, Bunge postula que una ley científica es una expresión formal que describe una regularidad objetiva en la naturaleza, sustentada en teorías organizadas y validada por la experimentación. Este enunciado no es una simple frase descriptiva: se trata de un modelo teórico-matemático que vincula variables y parámetros de forma precisa.

A diferencia de definiciones meramente empíricas, el principio científico de Bunge presupone condiciones generales y particulares. Las condiciones generales abarcan el contexto en el cual operan las variables, mientras que las particulares corresponden a las circunstancias específicas en las que se manifiesta la ley. De esta manera, un enunciado no alcanza la categoría de ley sin cumplir con las dos dimensiones.

En palabras de Bunge, una norma científica en la teoría bungeana debe poseer tres rasgos esenciales:

  • Generalidad: la capacidad de describir un conjunto amplio de fenómenos.
  • Precisión: el uso de un lenguaje formal o matemático que reduzca ambigüedades.
  • Testabilidad: la posibilidad de someterse a contrastación empírica.

Este enfoque trasciende la casualidad. Para Bunge, la ciencia busca explicaciones sólidas, no meras correlaciones. Por ello, la definición de ley científica implica la existencia de un marco teórico coherente y de mecanismos causales que unan variables de modo sistemático.

A modo de síntesis: el concepto de ley científica en la filosofía de Mario Bunge articula enunciados generales, expresiones formales y procedimientos de verificación. Sin estos componentes, no cabe hablar de una ley con carácter científico.

El andamiaje teórico de Bunge y su visión de las leyes científicas

El pensamiento de Mario Bunge se sitúa en el realismo sistemista. Según esta corriente, la realidad existe de manera independiente de nuestras representaciones, y la ciencia la construye a través de teorías estructuradas en sistemas conceptuales. En este esquema, las leyes científicas son segmentos clave de esos sistemas.

Cada teoría se compone de axiomas, definiciones y leyes. Las leyes funcionan como puentes que conectan la teoría con la experiencia: definen cómo las entidades y propiedades se comportan bajo ciertas condiciones. Bunge divide la teoría en tres niveles:

  1. Fundamentos: supuestos ontológicos sobre la naturaleza de la realidad.
  2. Estructura formal: lenguaje matemático y lógica aplicada.
  3. Componentes empíricos: leyes y postulados contrastables.

Para que un enunciado se integre al cuerpo de leyes de una teoría, debe respetar las restricciones formales y ontológicas. No basta con describir un patrón: hace falta una fundamentación teórica que explique por qué ese patrón se da y cómo se relaciona con otras estructuras del conocimiento.

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Asimismo, Bunge introduce la noción de mecanismo para fortalecer la idea de causalidad. Una ley científica no se limita a enunciar la correlación entre variables: describe el mecanismo subyacente que produce el fenómeno. Este argumento eleva la definición tradicional de ley a un nivel de exigencia mayor y promueve la construcción de modelos interrelacionados.

En definitiva, el plano teórico bungeano convierte a las leyes científicas en piezas de un rompecabezas explicativo, donde cada ley refuerza la unidad y la coherencia del sistema conceptual completo.

Características distintivas de las leyes científicas bungeanas

Más allá de la definición, Bunge detalla una serie de características que toda ley científica auténtica debe exhibir. A continuación, presentamos las más relevantes:

  • Uniformidad de la naturaleza: implica que la ley se aplica de modo constante en el espacio y el tiempo, bajo las condiciones previstas.
  • Explicatividad causal: cada ley incluye una descripción de los factores que generan el fenómeno, no solo la mera relación estadística.
  • Compatible con el cuerpo teórico: la ley debe encajar lógicamente con otros principios y axiomas de la misma teoría.
  • Revisable y corregible: en caso de nuevas evidencias, la ley puede ajustarse o reemplazarse por una versión más amplia.
  • Generalidad y particularidad: capacidad de enlazar contextos específicos con marcos conceptuales amplios.

A diferencia de visiones positivistas estrictas, Bunge rechaza la idea de leyes como meros resúmenes inductivos de datos. Por el contrario, subraya la necesidad de exponer mecanismos causales y de integrar la ley al entramado teórico.


Otra característica esencial es la formalización matemática. Bunge considera que la precisión que brinda un lenguaje simbólico es imprescindible para evitar ambigüedades y para facilitar la deducción de consecuencias lógicas. De allí surge la importancia de las ecuaciones y de los modelos cuantitativos en el establecimiento de leyes.

Finalmente, las leyes bungeanas son dinámicas. No se tratan de dogmas inmutables, sino de proposiciones sometidas a constante evaluación. Esta flexibilidad epistemológica contribuye a un progreso sostenido de la ciencia, donde las leyes emergen, se modifican y, a veces, son sustituidas por versiones más abarcadoras.

Repercusiones metodológicas y de investigación

Desde el punto de vista de la práctica científica, la visión de Bunge acerca de las leyes científicas conlleva un conjunto de lineamientos para la metodología:

  1. Construcción de modelos: el investigador debe formular un modelo teórico que incorpore variables y parámetros.
  2. Definición de mecanismos: identificar procesos causales que expliquen la relación entre las variables.
  3. Formalización lógica y matemática: estructurar hipótesis en un lenguaje preciso.
  4. Verificación empírica: diseñar experimentos u observaciones controladas para contrastar el enunciado.
  5. Revisión y ajuste: en función de los resultados, refinar la ley o proponer una alternativa.

Estos pasos no son lineales: suelen entrecruzarse en el devenir de un proyecto científico. La importancia radica en la congruencia entre teoría y práctica. Las leyes no se desprenden de la nada; emergen del diálogo permanente entre el pensamiento lógico y la experiencia tangible.

En el ámbito académico argentino, esta perspectiva estimula el trabajo interdisciplinario. Por ejemplo, en investigaciones de ciencias sociales que emplean métodos cuantitativos, la formalización bungeana ayuda a clarificar la estructura causal detrás de fenómenos complejos, como la dinámica urbana o la distribución del ingreso.

Asimismo, en laboratorios de física y química, el énfasis en mecanismos impulsa diseños experimentales más rigurosos, donde las variables de control y los parámetros están mejor delimitados. Todo esto genera resultados reproducibles y teorías de mayor alcance.

Importancia y aplicaciones en la ciencia contemporánea

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En 2025, la propuesta de Mario Bunge sobre la ley científica sigue vigente en múltiples áreas. Su enfoque sistemista ha encontrado eco en disciplinas tan diversas como la biología sintética, la inteligencia artificial y la economía experimental.

En biotecnología, por ejemplo, la construcción de modelos de regulación génica se beneficia de la precisión matemática y la explicatividad mecánica bungeana. Las leyes que describen relaciones entre factores moleculares se integran a teorías celulares más amplias, facilitando el desarrollo de terapias y procesos de ingeniería biológica.

En el campo de la inteligencia artificial, los principios de generalidad y mecanismo causal ofrecen un marco para diseñar algoritmos explicables. La demanda de explicación en sistemas de aprendizaje automático ha llevado a adaptar el enfoque de Bunge para formular “leyes de comportamiento” de redes neuronales, donde no solo se busca efectividad, sino transparencia en el proceso de decisión.

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Por su parte, en ciencias sociales y económicas, la metodología bungeana fortalece la creación de modelos predictivos que van más allá de la correlación estadística. Al enfatizar las relaciones causales y su formalización, los investigadores pueden desarrollar políticas públicas mejor fundamentadas, un aspecto de vital importancia para la Argentina y la región.

Finalmente, en ambientes educativos y de divulgación científica, el legado de Bunge promueve la enseñanza de la ciencia como una actividad creativa y rigurosa. Al mostrar que las leyes no son enunciados mágicos, sino construcciones expuestas al escrutinio, se fomenta una cultura de crítica constructiva y de responsabilidad social en la producción de conocimiento.

Así, la contribución de Mario Bunge trasciende la mera definición de una “ley científica” y nutre el desarrollo de una ciencia comprometida, metódica y coherente con los desafíos de nuestro tiempo en Argentina y el mundo.